Un sueño hecho realidad
Toda mi vida me ha gustado cocinar y ver a las personas disfrutar de mi comida. No hay nada que me dé más felicidad que ver una sonrisa después de un buen bocado.
Creo que ese amor por la cocina lo heredé de mi mamá.
Desde que tengo memoria, al volver de la escuela, siempre nos esperaba un plato caliente en la mesa y un postre recién hecho. Con mi abuela era igual: al visitarla, la comida ya estaba lista y el aroma que salía de su cocina llenaba toda la casa. Es un olor que nunca he olvidado.
Esa sensación de calidez, de hogar, es lo que siempre quise transmitir.
Soñaba con tener un lugar donde cada persona que probara mis platillos sintiera eso mismo: que estaba comiendo en casa de su mamá o en la cocina de su abuela. Que cada taco, cada bocado, los transportara a un momento feliz de su vida.
Un taco puede ser un abrazo, un recuerdo, un momento de felicidad
Aquí comenzó esta historia, con el corazón lleno de amor, recuerdos y sabor a hogar.
Cocinamos como si estuviéramos preparando comida para nuestra propia familia. Con paciencia, dedicación y mucho cariño.
Seguimos las recetas que aprendimos de nuestras abuelas, sin atajos ni sustitutos. La tradición es nuestro ingrediente secreto.
Cada platillo cuenta una historia. Déjanos ser parte de la tuya.
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